Los perros son, en muchos sentidos, empáticos por naturaleza, pero ¿cómo lo sabemos? Su notable sensibilidad a las emociones humanas probablemente se deba a miles de años de estrecha interacción y domesticación con las personas.
Según Philip Tedeschi, experto en conexión humano-animal de Rover y fundador del Instituto para la Conexión Humano-Animal de la Universidad de Denver, el profundo vínculo evolutivo entre perros y humanos ha hecho que los perros tengan una conexión excepcional con sus compañeros humanos. «La coevolución de personas y animales, sello distintivo de la domesticación, ha llevado a los perros a desarrollar una capacidad consistente para detectar, diferenciar y responder a sus homólogos humanos», explica Tedeschi.
Además, señala que esta larga relación ha hecho que los perros sean muy sensibles a las señales sutiles del comportamiento y las emociones humanas. De hecho, se considera que los perros están entre los animales con mayor inteligencia social para comprender a las personas.
«Muchas personas afirman que sus perros perciben sus estados emocionales con rapidez y agudeza», afirma Tedeschi. Parece que los perros captan las expresiones faciales y otras señales interpersonales para detectar cambios emocionales en quienes los rodean.
Además, los perros son increíblemente observadores. Incluso mientras descansan, pequeños sonidos o movimientos leves son suficientes para captar su atención. Tedeschi enfatiza que los perros se enfocan estrechamente en las señales faciales, el lenguaje corporal e incluso la información basada en olores, todo lo cual contribuye a su notable conciencia social y emocional.