Viajar en coche:

Antes de un viaje largo, haz trayectos cortos para que tu perro se acostumbre al vehículo. Así reducirá la ansiedad y aprenderá que el coche no es algo amenazante.

También es importante usar un sistema de seguridad, nunca permitas que tu perro viaje suelto. Usa transportín, cinturón de seguridad para perros o rejillas si va en la parte trasera. Esto evita distracciones y lo protege en caso de accidente.

Para que tu perro esté siempre hidratado. Lleva agua fresca y haz paradas cada 2 horas para que pueda estirar las patas, hacer sus necesidades y relajarse un poco.  Y para prevenir mareos, no le des de comer unas 2-3 horas antes del trayecto. Si es propenso al mareo, consulta con tu veterinario sobre opciones naturales o medicamentos.

Viajar en avión:

Lo primero es contactar con la aerolínea e informarse, ya que cada una tiene sus normas sobre el transporte de animales. Algunas permiten llevarlos en cabina si son pequeños, mientras que otras exigen que viajen en bodega.

Es esencial comprar un transportín homologado para poder transportar a tu perro. El transportín debe ser resistente, ventilado y del tamaño adecuado para que esté cómodo. Si viaja en bodega, asegúrate de etiquetarlo con tu información de contacto y una señal que indique que hay un animal vivo.

Se recomienda ir al veterinario antes de hacer un viaje largo para solicitar un certificado de salud y asegúrate de que esté al día con vacunas y desparasitaciones. Además, la mayoría de veterinarios no recomiendan sedar al perro para viajar en avión, ya que puede afectar su respiración a gran altitud.

 

Antes de planificar tu viaje, pregúntate si realmente es necesario llevarlo. Si tu perro no disfruta los cambios, puede ser mejor dejarlo al cuidado de alguien de confianza. Pero si lo llevas contigo, una buena preparación marcará la diferencia para que ambos disfruten del trayecto. ¡Buen viaje!